01 mayo, 2009

Diario de Alfons, 1 de mayo 2009

Es demasiado tarde para mí. Demasiado viejo para estos dientes amarillos y esta raya perfecta en medio. Hay una pereza atemporal en esta banca que me impide humillarme ante ti y distraerte un rato antes de la hora del amor. Simplemente es demasiado tarde para vestirme y sonreír.

Ya no hay manos que lleguen, ni tarde ni temprano, a socorrer de manera cómplice a las mías. Ya no hay inocencia en mi sorpresa ni calidez en tu burla. Demasiado viejo. Es tiempo de la comida en silencio, de las caminatas en sandalias, y de la cama sin el vino de la medianoche. Demasiado suaves son mis dedos hoy, hoy que no escarban la tierra.

Todo se siente tan corto y terminal, que da vergüenza al corazón.

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